Conferencia del 25/10/2009
Dos puntos son importantes en nuestra vida: 1) cómo vivir de la mejor forma posible. 2) la muerte (nuestra profesora). Buddha nos revela que tenemos ocho profesores: el nacimiento, la vejez, la enfermedad, la muerte, el sufrimiento de separarnos de los seres amados, la asociación con las personas que odiamos, la incapacidad para satisfacer nuestros deseos y el sufrimiento ocasionado por la inestabilidad de los cinco agregados.
Es necesario tener mucho respeto por estos ocho profesores porque ellos funcionan como si fuesen los frenos de nuestra vida. Somos como un automóvil, si no tenemos frenos, no conseguiremos parar. Estos profesores nos son revelados a través de señales como nuestra apariencia, edad, cabellos blancos, etcétera. Esas señales pueden aparecer en cualquier edad, ellas sirven para recordarnos que debemos aprender lo máximo posible en esta vida, seríamos muy perezosos si ellos no existiesen. Teniendo estos profesores en mente vamos siempre a aprender y mejorar lo máximo posible. Ellos nos enseñan que no podemos correr detrás de la riqueza y si ellos no existieran no habría religión ni Buddha.
La muerte no es el fin de la vida, ella es apenas un pasaje para otro nacimiento. Todo nacimiento viene después de una muerte. Si en la vida nos dedicamos al estudio y a la práctica del bien, podemos cargar esos conocimientos para la próxima vida. No es porque la vida es corta que no debemos aprender lo máximo posible con los estudios tecnológicos y con los estudios que nos llevan al enriquecimiento de nuestro conocimiento. Usted hasta puede planear lo que quiere para la próxima vida; lo principal es no tener rabia. Por ejemplo: una persona debe practicar la educación y las virtudes así en la próxima vida podrá nacer bonita. Lo que usted aprendió cuando era niño lo usará hoy y lo que usted está aprendiendo hoy lo usará mañana, todo lo que ha aprendido en esta vida, lo usará en la próxima. La vida es corta para aprender todo, por este motivo, tiene sentido llevar lo que aprendimos en vidas pasadas a las vidas futuras. Tenemos que ser felices en esta vida para morir con los ojos cerrados, pues morir con los ojos abiertos es señal de que la persona no quiere irse. Había un matrimonio en Argentina que estaba en crisis, el marido tuvo una relación extramatrimonial y cuando su esposa falleció no cerró sus ojos. Él no conseguía cerrar los ojos de ella y me preguntó lo que debía hacer. Yo le dije que él debía pedirle perdón y después de su pedido de perdón le pasé levemente las manos sobre sus ojos y se cerraron. Tenemos que cultivar la alegría para que en la hora de la muerte nada nos sujete aquí y podamos irnos sin sentimiento de apego. El practicante de budismo cuando promete alguna cosa lo debe de cumplir; debemos adquirir el hábito de anotar lo que prometemos para no olvidarlo. Conocer a una persona es más difícil que conocer los ideogramas. Tenemos muchos problemas para descifrar el carácter de una persona. Para conocer a una persona necesitamos conocer las señales que ella nos da, por ejemplo: mantener la vista hacia arriba demuestra que esta persona es arrogante y dirigir la mirada hacia abajo demuestra que la persona es muy pensativa. El sufrimiento surge a través de nuestras sensaciones, siempre admiramos lo que los otros tienen y nunca admiramos lo que nosotros tenemos. Si su familia tiene una relación buena o mala depende de usted y también de los otros familiares, toda relación precisa de una acción en conjunto. No podemos dedicarnos solo a un aspecto de la relación. Tenemos que dedicarnos a un conjunto de cosas. Para tener armonía en la familia es preciso que exista la voluntad dentro de cada uno de los miembros de la familia. Podemos cultivar la sabiduría a través de los sutras pero es la práctica la que resolverá nuestros problemas. En la vida nada es perfecto y todo puede ser sufrimiento, juzgamos a los otros como si nosotros fuésemos los perfectos, nos perdonamos fácilmente pero no perdonamos los errores de los otros. Nuestras aflicciones dependen de lo que cultivamos en la vida. Nuestro comportamiento no debe ser muy exagerado, tenemos que encontrar el punto de equilibrio. Existe un proverbio: “El éxito es debido a cien manos, pero el fracaso es debido a una persona sola. Es debido a usted mismo”
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